LA VERDAD, del japonés Kore-eda
La película muestra la lucha cotidiana de tantos intérpretes por una estabilidad a veces imposible, de las relaciones entre vida y arte en una profesión donde a cada momento hay que convertirse en un impostor, del ego, la (in)seguridad y la ambición, de la decadencia del cuerpo y de la fama, y de los falsos entresijos de la memoria.
En la construcción del personaje de la actriz Kore eda hace un paralelismo con la bruja de la fábula, que es hermosa pero fría. Y juega humorísticamente con la imagen de la Deneuve real, con su frialdad casi hierática y su tono de vanidad.
Con enorme trascendencia y con la complejidad habitual de Kore-eda, se representa el duelo y la confrontación entre los personajes de la madre y la hija: la hija reclamando por el abandono y la falta de acompañamiento en su infancia y la madre que se siente interpelada pero siempre centrada en su profesión actoral: "He sido mala madre y mala amiga. Pero una buena actriz" .
Para esos papeles Koreeda cuenta con un fantástico duelo de actrices entre Juliette Binoche y Catherine Deneuve, hija y madre.
Y en esta familia, en las generaciones que abarca a la nieta, encontramos varias capas de cebolla metalingüísticas, pues representan personajes e interpretan roles y siguen libretos, es decir "actuan" .
A lo que se suma que Koreeda incluye, una película dentro de la película, duplicando la ficción en la película que se está filmando "Recuerdos de mi madre". Duplicación, reflejo en espejo, ficción y realidad. Y además inversión de roles: madre joven con hija vieja, el personaje de la madre interpreta a una hija que se enfrenta a su madre y le reclama por el abandono, lo que le permite ponerte en la piel de su hija. El personaje de a película dentro de la película sufre por el paso del tiempo y por la falta que le ha hecho su madre durante su vida.
En La verdad todos mienten porque la vida parece una actuación.
Kore-eda es heredero de un gran cineasta japonés considerado uno de los grandes del cine mundial, Ozu, que se ha dedicado a retratar a la familia. En todas sus peliculas, filmadas entre los años 20 y 60, ha indagado en los vínculos familiares, al igual que lo hace ahora este director en toda su cinematografía, y también en su nueva producción, La verdad.
El relato está ambientado en una hermosa casa rodeada por un parque, en París, donde reside la afamada actriz. Y se inicia a punto de publicar su libro de memorias, ocasión para la que llega, proveniente de Nueva York, su hija, que es guionista de cine, con su marido, también actor y la pequeña hija de ambos, nieta de la estrella francesa.
Podría ser una película francesa, pero la mirada del director denota una distancia cultural que le permite mirar ciertos rasgos de esa cultura. Kore-eda tiene una mirada desde una tradición ancestral como lo es la japonesa. Y entre sus preocupaciones siempre están los niños, la familia.
Aquí, tal vez por ese distanciamiento que le otorga su perspectiva oriental, trata una vez más el tema de una familia, pero lo hace con ironía, alegría y comicidad. El personaje que interpreta Deneuve es gracioso y lúdico, inolvidable.
Kore-eda nos brinda escenas espléndidas sobre la fama, los medios, los sentimientos moldeados según la particularidad de una familia de artistas.
La verdad expone una aproximación al modo en que los seres humanos tendemos a construir nuestra realidad a partir de ilusiones, anhelos, mentiras piadosas, una memoria selectiva y un conjunto de ficciones, entre las que el cine proporciona la fuente más poderosa y embriagante.
El personaje de la actriz dice "La verdad no es interesante" "Soy actriz, no voy a contar la verdad".
Representaciones que durante el curso de una vida terminan dando forma a eso que llamamos nuestra personalidad, nuestra identidad, nuestra verdad.
Pero la película parece decir que por debajo de los roles y las representaciones, de las actuaciones y las performances, las capas y construcciones, funciona lo esencial, lo que realmente une y hace de esos vínculos una unidad indestructible.
Kore-eda construye un relato donde la ficción juega un rol tan importante o más que la realidad, y en el que la única conciliación posible es aceptar esas dos caras de la misma moneda.
Y le agradecemos, en plena cuarentena, poder gozar de una nueva producción que es una fiesta de cine, de actuaciones, de personajes.
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