UNA MUJER ES UNA MUJER, de Godard, 1961

Una mujer es una mujer. Jean-Luc Godard | breviariocinematografico 

En 1959, Jean-Luc Godard, con  Sin aliento (A bout de souffle), donde colaboró con los actores Jean-Paul Belmondo y Jean Seberg, quienes trabajaron sin un guion fijo, sino un bosquejo ideado por Godard, en colaboración con Truffaut y Chabrol, recibió el Oso de Plata a la Mejor Dirección en Berlín y el reconocimiento de la industria cinematográfica.

Al año siguiente, Una mujer es una mujer, fue estrenado durante el Festival  de Berlín.

Con una mínima línea argumental y una amplia capacidad para la fabulación gratuita, Una mujer es una mujer, es uno de los títulos más emblemáticos de la primera época de Godard.

Siguió el concepto del cine perteneciente a la “Nueva Ola”  (la “Nouvelle Vague“) y mostró una revolución en el concepto de hacer cine, en un ejercicio sin ataduras, partiendo de diversas técnicas y estilos, con actuaciones desacartonadas, con escenas chispeantes, con un planteamiento que aún hoy podría escandalizar. 

Una mujer es una mujer” (Jean-Luc Godard, 1961) | CINE ASTORIA

Desparpajo, humor, juego, una mirada desprejuiciada del amor y la pareja

Desparpajo y juego en su forma y en el tratamiento temático, en su lenguaje y recursos como en el pensamiento que transmite.

Personajes que ignoran las convenciones, tanto narrativas como sociales, que representan un nuevo estilo, una nueva época. Del cine y de la vida.

La película fue galardonada en Berlín con el premio especial del jurado por "su ORIGINALIDAD, JUVENTUD, ATREVIMIENTO e IMPERTINENCIA". 

Anna Karina, también premiada en el citado festival de Berlín por "reunir cualidades inusuales en una debutante".

Una mujer es una mujer (1961) - Filmaffinity

Que un personaje de ficción diga en: “No sé si esto es una tragedia o una comedia, pero es una obra maestra”, refiriéndose a su propia historia, o lo que es lo mismo, refiriéndose a la película que él mismo protagoniza, puede resultar una afirmación soberbia o prepotente por parte del director-guionista que se encuentra tras la cámara, pero si se trata de una película de Jean-Luc Godard, entra dentro del paradigma de Godard.

En sus películas es imposible desprenderse un solo instante de la presencia del director tras la cámara.

Bande-annonce de 'Une femme est une femme' (C) (1961) - Filmaffinity

Resulta prepotente la afirmación del personaje de Belmondo, pero lo es aún más teniendo en cuenta que lo dice mirando a la cámara, dirigiéndose directamente al espectador, recurso empleado varias veces durante la película,y resulta muy provocador.

La película también provoca a través de su puesta en escena y su ruptura de las convenciones narrativas, como el empleo de la música y el sonido de formas tan poco habituales. 

La originalidad, la novedad, se convierte así en una herramienta de provocación, interactuando con el espectador de un modo al que éste no está acostumbrado, haciéndole copartícipe de la experiencia cinematográfica, empleando la cámara como el propio Godard dice, como una ametralladora, de modo que el que mira la película es tiroteado sin piedad alguna.

Paradójicamente, se trata de una muestra de respeto, el director-verdugo le dice al espectador-víctima que sabe que se encuentra ahí, y que quiere que reaccione ante lo que le está ofreciendo, que le devuelva la mirada.



Una mujer es una mujer (Une femme est une femme, 1961), de Jean-Luc Godard


Una mujer es una mujer (Une femme est une femme, 1961), de Jean-Luc Godard

Todos los recursos están tratados desde el homenaje y el amor al cine; la mentira del cine se convierte así en la verdad de la cinefilia, la deconstrucción y la ironía.

Los actores miran a la 4ª pared, se hace un uso caprichoso del montaje y la música delatando la farsa, se muestran los pespuntes de estructura de la trama (“A la altura del acto tercero la heroína duda… Es lo que Moliere llamaba suspensión“), el cine se presenta intertextual con insultos que son portadas de libros y citas literarias que pronuncian el pensamiento de los personajes,

Godard muestra el artificio, el caracter ficcional del cine, pero no le quita en nada la relación de ilusión de realidad que crea en el espectador.

El público se enamora, se enternece y divierte con los personajes, participa de la alegría chispeante de los juegos, de las escenas.

Las referencias intertextuales con otras películas del director o de los actores, con obras literarias y autores convocan a un acto de ver cine que es participar en un mundo y una cultura de juventud, entre bromas y deseos, búsquedas, decisiones serias, trascendentes como es planear tener un hijo, formar una familia.




Una stripper desea tener un hijo. Su novio no está de acuerdo. Esto la lleva a pedirle a su mejor amigo (Belmondo) que la ayude en su cometido. El fuma, boxea en el aire y le declara su amor. Ella danza, sonríe, canta y da vida a uno de los personajes femeninos más encantadores del cine.

En definitiva cambian las formas, la humanidad es la misma, pero en una gran dosis.


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