La directora, Pernille Fischer Christensen, es danesa, y se desarrolló en el ambiente cinematográfico sueco.
CONOCIENDO A ASTRID es su quinta película.
Su primer largometraje, A SOAP (2006), ganó el Premio del Jurado en el Festival de Berlín, y los siguientes, DANCERS (2008), UNA FAMILIA (2010) y ALGUIEN A QUIEN AMAS (2014) también fueron premiados.
ENTREVISTA A LA DIRECTORA
“Si no hubiera sido por Pippi, no me habría hecho cineasta”
Yo soy de una generación que creció con los libros de Astrid pero no sabía nada sobre ella.
Hace algunos años, leía el periódico y me encontré con una foto de Astrid sujetando la mano de su hijo. Decía: “Astrid y el pequeño Lasse en Copenhague”. Pensé: “¿Qué hacen allí?” Más tarde, compré un libro sobre su vida para mi madre. En él vi una foto de una mujer joven muy frágil y hasta deprimida. Empecé a indagar de dónde venía ese dolor. Parecía completamente introvertida y esa no era la imagen que yo tenía de Astrid Lindgren, así que empecé a leer sus cartas y los libros sobre ella. Traté de dar con su esencia.
Aunque su embarazo extramarital resultó un escándalo en su época, muestras aquí que recibió mucho amor por parte de su familia.
Escribió, de hecho, un libro sobre sus padres. Su padre esperó a su madre durante cinco años, de lo enamorado que estaba. Antes de que él muriera, dijo: “¡Qué madre tan maravillosa tuviste!” Ella vio cómo se tocaban sus padres, leyó sus cartas de amor. No creo que habría podido escribir con semejante calidez si no hubiera habido ese amor en su casa.
Astrid hablaba mucho de su infancia porque, obviamente, le sirvió de inspiración, pero no hablaba tanto sobre tener un hijo y creo que podemos entender por qué. No es algo que uno comparte así, sin más, con la gente. Se hizo famosa cuando Pippi Calzaslargas se convirtió en un éxito pero eso fue 20 años después del momento en que está ambientada esta película. Ella no podía saberlo cuando tenía 16 años. Una vez dijo que, si no hubiera sido por Lasse, probablemente habría sido escritora igualmente pero no se habría hecho famosa en el mundo entero. Ella sabía que esta experiencia, por dolorosa que fuera, tuvo su importancia a la hora de escribir sus historias.
¿También te marcó la obra de Astrid cuando eras una niña?
Yo soy de Dinamarca pero mi padre trabajó de joven como médico y a veces tenía que ir a Suecia. Antes de los 11 años, pasaba cada verano en Småland. No había televisión, ni iPad, ni agua caliente. Era una vida de lo más sencilla. No tenía a nadie con quien jugar, así que mi madre y yo leíamos libros, lo que nos llevó a los mayores problemas de la vida: la muerte, el amor, la familia y el género. Si no hubiera sido por Pippi, no me habría hecho cineasta. No había muchos modelos en aquella época. La Cenicienta era lo único que teníamos. En Suecia, cuando la gente tiene que tomar una decisión importante, pregunta: “¿Qué diría Astrid?” Sus historias tuvieron un impacto profundo en mí. Pasé mucho tiempo con ella; es una pena dejarla ahora, pero es hora de seguir adelante.
Cuando Astrid Lindgren era muy joven, sucedió algo que la afectó profundamente, y esa combinación de milagro y desgracia acabaron moldeando su vida.
Ese acontecimiento la convirtió en una de las mujeres más inspiradoras de nuestra época y en una narradora popular en todo el mundo.
Esta es la historia de una joven Astrid que, a pesar de los condicionamientos de su época y de una educación religiosa, decidió romper con las normas de la sociedad y obedecer solo a su corazón.
El espíritu de Astrid se refleja en dos secuencias espejo de Conociendo a Astrid. En la primera, ambientada en uno de esos bailes sociales de pueblo, donde las chicas esperan en una silla a que las saquen a bailar, Astrid rompe con las convenciones, harta de esperar, saca a bailar un charlestón a su amiga también rechazada, dan unas cuantas vueltas y acaba ella sola, danzando con ritmo desenfrenado, moviendo brazos y piernas. Es la energía que le brota de adentro, de su mente alternativa, fantasiosa y maravillosamente procaz, ante los atónitos ojos de la gente.
CONOCIENDO A ASTRID
Dirección: Pernille Fischer Christensen.
Intérpretes: Alba August, Maria Bonnevie, Henrik Rafaelsen, Trine Dyrholm.
Género: drama. Suecia, 2018.
Duración: 123 minutos.
En la segunda secuencia, ambientada en una lujosa celebración en un ambiente de negocios y de sociedad, chaqués, champán, lentejuelas, pompa y circunstancia, Astrid, triste, cabizbaja y con varias copas de más, al borde de la caída y del vómito, acaba cerrando sus ojos y abriendo una vez más su portentoso intelecto, rompiendo barreras, bailando como si no hubiera un mañana la provocativa Puttin’On the Ritz, de Irving Berlin,
Han pasado solo tres años entre uno y otro baile. Pero en su mente y en su cuerpo parecen 20. Tiene semejante ímpetu, pero ahora goza y sufre del poso de la experiencia, de los golpes del destino, de los puñales de una sociedad machista, y de los retorcidos caminos del amor y del deseo.
Y esos arcos temporal, sentimental y emocional son los que revela la notable Conociendo a Astrid, biografía de los años clave de formación vital y profesional de Astrid Lindgren.
“¿Cómo puedes conocer tanto a las niñas si no lo eres?”, pregunta una niña a Astrid en la película. Porque, a pesar de criarse en un ambiente cerrado y retrógrado, era tan libertaria como su personaje Pippi Calzaslargas.
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